Era 1953, y el Ferrocarril Central del Chubut, administrado por Ferrocarril Patagónico, comenzaba a vislumbrar su final. En Puerto Madryn, en aquellos galpones ferroviarios que alguna vez respiraron el ritmo de los trenes y la fuerza del trabajo, un grupo de ferroviarios, con el impulso de Eduardo Elbor García, decidió sembrar una nueva ilusión: un club que no solo uniera a los trabajadores, sino también a sus familias. Así nació el Club Ferrocarril Patagónico, el 19 de noviembre de hace 71 años atrás.
En sus primeros años, el fútbol fue la chispa de esta institución. Hacia 1969, el club alcanzó su máximo logro deportivo en la Liga de Fútbol del Valle del Chubut: el título del torneo Preparación. Aquel campeonato se convirtió en un hito, un recuerdo imborrable que marcó la historia del club.
Por esos años, la sede del club estaba frente a Prefectura, en un lugar que, décadas después, cedería espacio a edificios, comercios y viviendas. Sin embargo, los ecos de esos tiempos persisten, y la memoria de los primeros logros futbolísticos sigue viva, como un testimonio de aquella época dorada.
Con el tiempo, los cambios tocaron a las puertas de Ferro. En 1981, la institución se desafiliaba de la Liga de Fútbol y dejaba atrás una etapa. Ese mismo año, bajo la presidencia de Mariano Riquelme, el club mudó su sede a un rincón emblemático de Puerto Madryn: las clásicas cinco esquinas. Fue allí donde Ferrocarril Patagónico volvió a reinventarse, ahora con la mirada puesta en una nueva pasión.
La construcción de la cancha de pelota paleta en este nuevo espacio marcó el inicio de un vínculo duradero con el deporte que, en 1988, daría origen al Torneo Patagónico de Pelota Paleta, el evento más importante de la región y uno de los torneos más reconocidos a nivel nacional. La institución se convirtió en un faro para esta disciplina, que atrajo a jugadores y espectadores de toda Argentina, sumando un capítulo inolvidable a la historia de Ferro.
En paralelo, las puertas del club se abrían cada vez más para nuevas disciplinas. A lo largo de los años, gimnasia acrobática, artística, patín, artes marciales, vóley, tiro con arco, telas y padel encontraron su espacio en Ferro. Pero el gran salto en infraestructura llegaría con la compra del complejo Patio Grande, que le dio al club una nueva insignia: su pileta de natación, símbolo de un crecimiento sostenido y de una vocación por ofrecer servicios a la comunidad.
El básquet, uno de los deportes que más impulso traería al club, llegó en 2012, y lo hizo con un estreno soñado. Ferro debutó con título y se consagró campeón invicto en la liga ABECh. Desde entonces, el básquet se asentó en Ferro con múltiples campeonatos, destacadas actuaciones en el Torneo Federal de 2017, y éxitos en categorías formativas.
A lo largo de sus décadas de historia, Ferro ha tenido líderes que dejaron su huella en cada etapa. Desde aquellos primeros días con Eduardo Elbor García y Esteban Figueredo, pasando por figuras como Antonio Restuccia, Pablo Hrubik, Luciano González, y Gustavo Hernández, hasta el actual presidente Ricardo Sales, todos han aportado a la continuidad y al crecimiento del club, sosteniendo su esencia de espacio comunitario y deportivo.
Hoy, el Club Ferrocarril Patagónico es mucho más que sus instalaciones o sus trofeos. Es un lugar en el que, día a día, se construye una comunidad, un espacio donde jóvenes, adultos y familias encuentran su pasión. Como un tren que no pierde su rumbo, Ferro sigue avanzando, fiel a sus raíces, con la historia a cuestas y los ojos en el futuro.